Mamíferos en las montañas asturianas
La fauna asturiana posee gran variedad debido a la gran diversidad de sus territorios. En este post hablaremos de la clase de los mamíferos.
Rebeco en las montañas asturianas
Toda esta diversidad se ve reflejada en el número de reservas de la biosfera, parques nacionales y naturales. Reservas y parajes naturales. Toda una red de espacios naturales que abarcan esta región.
En este post nos centraremos en los mamíferos que habitan en los espacios naturales asturianos.
Rebeco
Rebeco fotografiado por Carla Fernández Lobeto
El rebeco cantábrico es el menor de todos los rebecos. Es ágil, se mueve con facilidad por los riscos calcáreos y encara lugares con gran verticalidad. Siendo un espectáculo ver sus carreras, saltos y trepadas por colgados neveros, desplomadas paredes y voladas cornisas.
Habita en la alta montaña de Aller, Caso, Ponga, Piloña, Sobrescobio, aunque es la especie más característica del Parque Nacional de los Picos de Europa.
Sus cuernos son cortos, lisos y derechos. Muda de pelaje dos veces al año, en mayo su pelo es corto y se tiñe de rojizo que dura hasta los primeros fríos de otoño, para convertirse en una espesa capa de color oscuro.
El celo se desarrolla en noviembre o diciembre, luchando los machos entre sí. Y en mayo o junio nacen las crías. Los chivos nacen en terrenos muy abruptos de difícil acceso, al principio son muy desconfiados.
Sus pezuñas están adaptadas a la carrera y al salto por terrenos abruptos y rocosos y se adhieren a la piedra incluso si está helada. El rebeco ha sido el trofeo cinegético más apreciado por los cazadores aunque hoy su caza está prohibida.
La sarna sarcóptica es la enfermedad más grave que afecta actualmente a la especie en la cordillera Cantábrica. Es importante retirar los cadáveres para evitar infectar las reses.
Corzo
Corzo fotografiado en monte bajo
Es el menor de los cérvidos ibéricos, es esbelto y ágil de movimientos, su pelaje es gris pardo por el cuerpo, excepto por una mancha negra que va desde el hocico a la comisura de la boca. Manifiesta preferencia por ocultarse en hayedos y robledales, aunque también es común verlos en collaos con una vegetación menos densa.
La cabeza del macho se corona con una cuerna corta, que pierde a finales de otoño y regenera en primavera, la cual consta de tres candiles. El macho ya presenta esa cuerna pocos meses después de nacer.
El celo comienza en agosto, los machos luchan poco entre sí, viven en pareja durante la época de celo, luego las hembras se quedan con sus crías (corcinos) y el macho hace vida solitaria.
Se alimenta de hierbas y frutos, en invierno se alimentan también de brotes de árboles y arbustos.
El Cepesma alerta de la proliferación de corzos afectados por un parásito conocido como miasis, el gusano de la nariz, este parásito se debe a una colonia de garrapatas que puede llegar a matar a esta especie y a su vez derivar en algún problema para los humanos.
Gamo
Gamo fotografiado por Carla Fernández Lobeto
El gamo es un cérvido reintroducido en Europa por el hombre, vive casi exclusivamente en parques, jardines y algunas reservas naturales.
Son gregarios, formando rebaños en primavera e invierno, estando los machos por un lado y las hembras con las crías por otro. Al iniciarse la época de celo, a finales de verano, estos rebaños unisexuales desaparecen. Las llamativas palas (cuernos palmeados) de los machos son desprendidos en primavera y repuestos a comienzos de otoño anualmente como todos los cérvidos. Su pelaje es castaño rojizo en verano y gris en invierno.
Son de costumbres nocturnas y pasan la mayor parte del tiempo echados en el suelo, en lugares arbolados y entre matorrales.
En otoño se pueden ver fácilmente debido al periodo de ronca en la que los machos tratan de seducir con este sonido a las hembras, ya que, además del ruido que emiten, están muy cansados y no se ocultan tanto.
Un aspecto preocupante es que estos animales son transmisores de la tuberculosis bovina, ya que diferentes expertos han asegurado que el foco de esta enfermedad existente en la zona, puede tener su conducto transmisor en la fauna salvaje del lugar.
Lobo
Lobo ibérico
Los lobos son animales tímidos, desconfiados y huidizos. Es carnívoro y el máximo depredador de la fauna asturiana, tiene pelaje pardo-grisáceo con zonas amarillentas. Su olfato es prodigioso, pueden oler a humanos a varios kilómetros de distancia. A la menor percepción, salen corriendo en dirección contraria, tratando de camuflarse en los bosques.
El celo se inicia a principios de invierno y se prolonga hasta el mes de marzo, pariendo en primavera entre 3 y 6 lobeznos, que la madre amamanta, mientras que el macho se encarga de cazar para alimentarlos. Los lobeznos naces ciegos e indefensos, a las pocas semanas ya pueden seguir a su madre y a los 3 años se convierten en adultos.
La mejor época de avistamiento se sitúa en diciembre, enero y febrero, bien entrada la madrugada, que es cuando se encuentra en celo y su movilidad es mayor; de esta manera resulta más fácil ver sus huellas y poder rastrearlas hasta avistarlos.
El lobo actúa como agente sanitario en la naturaleza, ya que junto a otros carroñeros, devora los cadáveres de animales evitando el contagio de enfermedades. Siendo el único capaz de controlar las poblaciones de jabalíes.
Zorro
Raposu fotografiado por Carla Fernández Lobeto
El raposu es junto al lobo, las dos únicas especies de cánidos salvajes que viven en Asturias. Es un animal silencioso y cauteloso, que caza sobre todo por la noche. Durante el día permanece entre los matorrales o en sus madrigueras, excavadas en parajes secos y escondidos, a menudo entre las rocas, los barrancos herbosos y las espesuras.
Está dotado de un bellísimo pelaje rojizo, rematado con una soberbia cola empenachada. Además, sus ojos oblicuos, su hocico afilado y sus orejas erguidas, le confieren una belleza poco usual. Sus sentidos están extraordinariamente desarrollados, en especial el del olfato que es agudísimo y le permite eludir trampas y cepos que el hombre le tiende.
El celo comienza en el mes de enero: los machos disputan las hembras hasta que se forman las parejas, las cuales expulsan al resto de machos. En primavera alumbra 4 o 5 crías, aunque pueden llegar a ser hasta once. Nacen son los ojos cerrados y no los abrirán hasta pasados nueve días. Durante 4 semanas son alimentadas por la leche de la hembra, creciendo rápidamente; entonces, aparecen por la entrada de la madriguera, sin alejarse y comienzan a jugar incansablemente, siendo este uno de los mejores espectáculos de la naturaleza.
Oso pardo cantábrico
Oso pardo cantábrico
El oso pardo cantábrico es una de las subespecies de oso pardo más pequeñas del mundo, siendo el animal más grande que vive en la fauna cantábrica. Los osos renuevan su pelaje una vez al año, en verano, y su tonalidad varía entre el pardo amarillento y el marrón oscuro. Se trata de una animal noble, cauto y silencioso. Tiene un olfato extraordinariamente agudo y es su sentido más desarrollado, pudiendo detectar a gran distancia sus fuentes de alimento y amenazas.
Es un animal plantígrado que al caminar, al igual que el hombre, apoya la planta de sus pies. Tiene aspecto macizo, orejas cortas y redondeadas, cola corta y pelaje abundante y espeso.
Tienen una fuerte dentición, óptima para digerir carne y material vegetal. Los colmillos son puntiagudos y robustos, desgarrando la carne con facilidad. Los incisivos cortan tallos y raíces y las muelas tienen una corona amplia y plana para triturar vegetales. Es una animal omnívoro, se alimenta de miel, frutos, bayas, semillas e insectos.
En otoño es un ávido consumidor de frutos secos y siente predilección por la castaña, aprovechando su alto poder calorífico para formar la capa de grasa que superar el periodo de hibernación también comen otros frutos del bosque como hayucos y bellotas, aumentando su masa corporal preparándose para hibernar. Los ejemplares que hibernan en en Asturias pasan unos tres meses sin comer y salen de la osera delgados, pero solo pierden la grasa acumulada en otoño. El músculo sigue intacto, pues el oso produce un inhibidor que detiene la destrucción de la proteínas de la musculatura.
El oso suele ser solitario, pero las hembras forman grupo con sus esbardos, durante meses e incluso años hasta que se independizan de su madre.
Ciervo
Una manada de ciervos fotografiados
Los ciervos son mamíferos de gran tamaño, ágiles saltadores y corredores veloces. Siendo una especie de alto valor cinegético.
Vive en los bosques situados en las laderas montañosas y en zonas de matorral alternadas con praderas, saliendo al descubierto en las lomas elevadas, huyendo al menor asomo de peligro. Es muy activo de noche y se alimenta de toda clase de materia vegetal, hierbas, bayas, castañas, hojas, hayucos, cortezas, manzana, matas y hojas de árboles.
Es gregario aunque a veces los ejemplares viejos se mantienen solitarios. Presentan una cuerna ramificada que cada año entre abril y mayo cae, en agosto disponen de nuevas cuervas revestidas de terciopelo, que les produce escozor y por ello las frotan con los troncos cayendo en jirones hasta quedar la cornamenta limpia.
El celo dura desde mediados de septiembre hasta octubre. Los machos berrean continuamente desde el crepúsculo, toda la noche y a veces bien entrada la mañana. Al nacer los cervatillos (hacia mayo) son lamidos por la madre para quitar los olores y evitar que sean descubiertos por sus depredadores.
Cuando el verano llega a su fin, y empieza el incansable orbayu, los venados comienzan su celo. Los machos emiten fuertes bramidos para llamar a las hembras y pueden llegar a enfrentarse entre ellos, haciendo chocar sus astas, mostrando su fuerza. La excursión en busca de los venados se hace a pie, muy temprano y con el mayor sigilo posible. En otoño, esa estación atractiva como pocas, donde el bosque se transforma en un festín cromático y el viento arrulla por doquier, es la fecha ideal para escuchar los imponentes sonidos de los venados.
Asturcón
Asturcón en montes asturianos
El asturcón o poni asturiano es una raza de caballo rústico y de pequeño tamaño, forma parte de las razas que habitan desde la antigüedad los territorios montañosos desde la Cordillera Cantábrica hasta los Pirineos occidentales.
Son pequeños ejemplares de ponis, con cola de abundante pelo, extremidades finas con cascos pequeños y redondeados muy resistentes. Tiene una alzada media de entre 1.30 metros y 1.47 metros. Posee un amplio arco costal con un frente pectoral musculado.
El asturcón en sus orígenes era salvaje y no tenía ninguna utilidad para el ser humano. Más tarde fue domesticado y era utilizado para las tareas agrícolas y el transporte. Los astures lo emplearon como animales de monta y tiro, en algunos casos pudieron ser usados con fines alimenticios o de sacrificio, como así se ha constatado en los restos encontrados en las excavaciones arqueológicas del Castro de Noega en Gijón.
Hoy los últimos asturcones se reducen a la Sierra de Sueve, en el oriente asturiano, entre los concejos de Parres, Piloña, Caravia y Colunga. La festividad de “La doma del asturcón” se realiza a mediados de agosto en Espineres (Piloña), donde se produce un control de los asturcones salvajes mediante su marcaje.